La presión del aire, la profundidad de la banda de rodadura y el estado general de los neumáticos son los tres aspectos claves que se deben vigilar para mantener el vehículo a punto, pero no los únicos.
En primer lugar, lo ideal hubiese sido mantener el vehículo elevado durante el largo periodo de inactividad para evitar que los neumáticos hayan soportado peso excesivo. Sin embargo, esta fórmula es poco habitual para la mayoría de los conductores. Además, es un aspecto especialmente crítico por el sobrepeso de los vehículos SUV, híbridos y eléctricos que cada vez son más habituales.
Al no usarse el vehículo, tener todo su peso sentado sobre los neumáticos puede hacer que se desarrollen parches planos, también conocidos como «flat spot». Estos parches que surgen en la banda de rodadura pueden desequilibrar la rueda, haciendo que vibre la dirección y afecte a la manejabilidad del vehículo en el momento que vuelva a circular por la carretera. Para evitar este problema, siempre que sea posible, el vehículo debe moverse de sitio una vez.
Si los neumáticos han sido cuidados adecuadamente durante su inmovilización prolongada, con esos movimientos de forma regular, esos pequeños parches planos provocados tras unos días parados, generalmente desaparecerán después de aproximadamente 40 kilómetros de conducción.